FÚTBOL BASE SIN GOLEADAS

FÚTBOL BASE SIN GOLES

Me sigue preocupando el tema de la competitividad, mal asimilada por todos los estamentos del fútbol base: clubes, padres, entrenadores, periodistas, federación y jugadores. Yo quiero una competición sin goles y con más fútbol.

         Se habla de formación, pero es mentira, sólo unos pocos han optado por ese camino, pero la mayoría no. La formación no se basa “en ganar como sea” a costa de dejarla para otras ocasiones.

         Sólo basta con coger los lunes, háganlo por favor, las hojas de los periódicos en la sección del fútbol base y vean los resultados de la jornada, Vean las estadísticas de los equipos punteros, vean las de los equipos de la zona baja y sabrán a qué me refiero. Y, ¿saben por qué? Por superar los records y porque, desgraciadamente, el “campeón” se mide por la diferencia de goles.

Por esta razón, quiero exponer alguna sugerencia para la competición: un partido donde el resultado final sea, partido ganado (3), empatado (1) o perdido (0), pero sin verse reflejadas las goleadas a favor o en contra. Y, si al final de la liga se empata a puntos, dos días después se disputaría una final.

Se premian al campeón, al máximo goleador y al menos goleado a costa de que los “mejores” jugadores acumulen más minutos sobre aquéllos que, a priori, tienen menos cualidades, seguramente, cualidades técnicas y cognitivas, poco desarrolladas por los entrenadores.

Se le dedica mucho tiempo a analizar a los rivales y no a adquirir y mejorar las cualidades técnicas de sus propios jugadores. Se da esta circunstancia en todas las categorías, en benjamines, alevines, infantiles y juveniles. Salvo la categoría de Juvenil División de Honor, donde el apartado “competitividad” es de las asignaturas de más importantes, porque ya se viene con una formación adecuada.

Con esta medida veríamos, cada jornada, mucha menos violencia en los partidos del fútbol base, más fútbol por abajo y menos patadones arriba, donde el fuerte coge el balón y corre más y mete una cifra de goles escandalosa.

         Además, pediría a los entrenadores que en sus currículos no pongan cuantas veces han sido campeones. En la formación de jugadores no hay campeones.